Y es que no puedo decir lo mismo de los otros periodos vacacionales: en Navidades me invade la culpa de no estudiar para febrero, el verano tiene unos días de relax pero en seguida, por lo menos en mi caso, tengo que empezar a pensar en septiembre. Y desde hace un tiempo los carnavales son la horrible resaca post-estudio que aunque alivian no llegan a relajar.
Por eso estos diez días son como un oasis en la vorágine del curso, todo se para y se queda exactamente igual hasta el siguiente lunes, no existe el remordimiento, la culpa...
La semana más Santa del año me perdona todos mis pecados.
Que pasen una buena semana, nos vemos a la vuelta,
sin reproches lo prometo.
sin reproches lo prometo.
1 comentario:
Pos a mi todo lo contrario :( A mi me entran hasta remordimientos de conciencia...
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